¿Será que como nos dá incontrolables ganas de dormir, igual nos dará incontrolables ganas de morir?
¿Y con la misma inconciencia infantil de no poder dominar nuestros instintos biológicos, nos entregaremos rendidos y deseosos a la muerte?
¿Tal vez e iremos a su encuentro con el mismo ímpetu del amor?
¿Será tan magnánima y exquisita?

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