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Mostrando entradas de mayo, 2008

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Almas Dormidas

Almas dormidas en la noche, sin techo, sin estrellas y sin lecho. Almas dormidas, con los ojos abiertos, sin cobijas del tiempo y en espera del sol para disipar el miedo. Almas dormidas, sedientas de pan, con agua en las venas, deshojando la basura y el quebranto. Almas dormidas, sin voz. Con lluvia, que se convierte en triste canciòn de cuna, bajo la luna.
Vi al amor venir con pasos al trasluz, impávida esperé a la orilla de las ansias. Hace tanto te esperaba acicalada en rosas, que de la piel me brota el humo de su aroma. Vi que me arrollarías, me quedé perpleja, con las manos llenas de jadeantes suspiros. Abusé de los signos, lamiendo los tinteros, para escribir lo que siento, sobre el satén de tu cuerpo.
Soy el perro debajo de la mesa, el que espera las migajas de cariño que precipitas a tierra. El que sigue rendido a tus pies dispuesto a obedecerte. Soy ese... que recibe el punta pie y aun así, mueve la cola cuando te ve. Ese... que no busca otro amo por serte fiel.
Encender el ocaso con la flama del amante, desgarrar el silencio sobre tu piel temblante, en el ahogado grito alucinante, arañarle la espalda al pergamino de estrellas en tus caderas para menguar las ganas, tatuarte en el pecho mis besos, mi lengua... sobre tu sexo.

La ventana.

La mujer de la ventana, hace arder sus tristezas, despidiendo el humo de sus frustraciones. Rebusca en el horizonte nublado de incertidumbre el antídoto a todas sus heridas.
Se opacó la sonrisa de la mona lisa, no hay encanto en ningún trazo abstracto que tuvo sentido en tus brazos. Los colores que plasmaste en mi intimidad sombría los vestiste a contraluz de abismos, naturaleza muerta impregnada de tristeza. La mirada de tu adiós sobre el lienzo sin color, la simetría de dos en los bosques de acuarelas, caminos paralelos que se juntan en heridas y lágrimas con tercera dimensión y alma propia. Se enfría el café sin probar ni su aroma. Se anuda el pecho, en la profundidad gris del mañana sin ti, me envuelvo en el óleo de tu olvido en las líneas de dudas, trazadas a sangre de los que aman.
Entre el humo y la ceniza, tu sombra se vuelve niebla de melancolía. Mis manos palpan la noche y tu ausencia... Late, Grita, Suspira. Ya dormida se retuerce en el remolino de cuerpo sobre las sábanas. Vacilo en silencio, entre la penumbra y el recuerdo.

Venganza

Quiero vengar mi dolor sobre tu cuerpo, castigarte con caricias que rompan la armonía de tu orgullo febril. Quiero verte dócil, tembloroso, bajo las columnas hincadas, de mis piernas.

El asedio del beso:

Hay besos que te asedian en la oscuridad, con su hálito morboso te siguen con la mirada. Es terrible cuando se acercan y sientes la punzada de repugnancia a la humedad. Besos Marisma, como un adagio despiadado, colisionando en los labios.