La Maleta

Todos llevan el estigma como signo...
Yo sólo preparaba la maleta para un largo viaje.
Merodeaba de un lado a otro,
hurgando cajones,
sacando y metiendo el tiempo en la maleta.
Necesito hilo para no perderlo,
una aguja,
por si acaso el reloj.
La ropa interior
¿Será suficiente para un largo viaje?
LLevo los vestidos del día,
la noche,
la playa, la montaña
el frío-calor
¡Cuántas estaciones caben en la maleta!
No, no me siento triste,
es como si no me fuera
pero me voy,
de hecho ya empaqué el desgaste de mis pasos
y los calcetines de amanecer,
que no lograron abrigar el frío adiós.
He decidido por cuenta propia y sin consultarlo con nadie,
dejar unos cuantos recuerdos muy pesados,
que quizás pudieran complicar el viaje.
Bien decía mi abuela que al pasajero,
se le conoce por la maleta,
así que será mejor llevarla liviana.
Revisé una y otra vez,
pero seguía con la obstinada sensación de olvidar algo.
Dí la espalda...
Sequé una lágrima...
Es mejor morir temprano,
creo que llevo suficiente luto
y no puedo quedarme al funeral en el que ni siquiera tú...
Estarás.
Será mejor dejar valdía esa tumba,
no vaya a ser que regresen
y aún no haya terminado de preparar...
El equipaje.

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