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Mostrando entradas de agosto, 2008

¡MI DUENDE FELIZ!

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La Maleta

Todos llevan el estigma como signo... Yo sólo preparaba la maleta para un largo viaje. Merodeaba de un lado a otro, hurgando cajones, sacando y metiendo el tiempo en la maleta. Necesito hilo para no perderlo, una aguja, por si acaso el reloj. La ropa interior ¿Será suficiente para un largo viaje? LLevo los vestidos del día, la noche, la playa, la montaña el frío-calor ¡Cuántas estaciones caben en la maleta! No, no me siento triste, es como si no me fuera pero me voy, de hecho ya empaqué el desgaste de mis pasos y los calcetines de amanecer, que no lograron abrigar el frío adiós. He decidido por cuenta propia y sin consultarlo con nadie, dejar unos cuantos recuerdos muy pesados, que quizás pudieran complicar el viaje. Bien decía mi abuela que al pasajero, se le conoce por la maleta, así que será mejor llevarla liviana. Revisé una y otra vez, pero seguía con la obstinada sensación de olvidar algo. Dí la espalda... Sequé una lágrima... Es mejor morir temprano, creo que llevo suficiente l
¿Será que como nos dá incontrolables ganas de dormir, igual nos dará incontrolables ganas de morir? ¿Y con la misma inconciencia infantil de no poder dominar nuestros instintos biológicos, nos entregaremos rendidos y deseosos a la muerte? ¿Tal vez e iremos a su encuentro con el mismo ímpetu del amor? ¿Será tan magnánima y exquisita?

Tan ingrato el amor

Tan ingrato el amor... Mí amor... Tú amor... Ese amor que viaja en tren, sin bajarse en ninguna estación, por temor a corromperse en algún andén ó perder su sublime apariencia, entre tanta basura. Ingrato como el amor que cohibo y asfixio. Que se pasea con su atavío de lino fino, por las calles manchadas de sangre. Tan persistente como la avaricia y la infamia, este amor quejumbroso no consigue su escencia y sigue viajando en diversas direcciones, cayendo abatido, asqueado de sí mismo, con su vana malicia que lo arroja de bruses a la perfidia.